lunes, 24 de enero de 2011

NOTAS DE UN SUICIDIO, escrito por Tori (=

CAPITULO 1
Solo es el principio
‘’Este es el diario de mis últimos días o meses o incluso quizás años, pero, también de los siguientes’’.

Hoy  13 del Febrero de 1890. Estoy en mi casa, sola. Escribo esto porque necesito alguien amigo a mi lado, pensé que la idea de escribir lo que pienso y lo que va pasando día a día estaría bien.
Algún día, quizás alguien lea esto, por lo tanto me presento.
Me llamo Lover, Lover Hatson. Tengo 7 años, pero aprendo muy rápido de los adultos, y según mis compañeros del colegio, soy rarita por hablar tan bien. Yo me definiría culta. Físicamente, tengo un largo cabello marrón claro con algunos reflejos dorados como el oro. Y  de mi cara pues que la tengo con algunas pecas en las mejillas, y dos ojos como el cielo en dos pequeñas perlas, me refiero literalmente que tengo unos ojos azules brillantes y llamativos.
A mí lo que más me gusta es decir como soy, porque me encanta ser yo, en este ‘’diario’’ seré yo misma, nadie esconderá todo lo que pienso y siento.
Soy una niña diferente a los demás niños que juegan en la calle, a mí solo me gusta jugar a leer, y alguna que otra vez saltar la cuerda, mi forma de hablar también es el resultado de leer mucho. Los libros que mas me gustan son los de misterio, que tratan sobre asesinatos del pasado, que se escribieron desde el punto de alguien que los resolvia.

Lover Hatson
CAPITULO 2
Un testigo, unos guardias y una niña
Hoy ha sido un dia horrible, pero lleno de misterios como los libros…
He llegado a casa pensando siempre en lo mismo, tan pronto he entrado por la puerta, subí a mi cuarto. Hoy a ocurrido algo,por el camino al venir hacia casa del colegio, sentí un disparo y luego un grito, estaba yo sola, en una calle llena de gente, que también, como yo había escuchado ese misterioso disparo, en ese instante la gente empezó a gritar y a meterse en sus casas, en cambio alguien que había visto parte de lo ocurrido llamo a los guardias del rey. Yo me quede allí en el lugar donde estaba el jaleo, me escondí detrás de unos puestos de verduras. Estuve observando toda la conversación entre los guardias y el testigo del disparo. Podía escuchar parte de lo que decían, cada vez que hablaba el testigo se me ponía la piel de gallina al entender lo que decía. Las palabras cada vez iban a más, pero no solo eran las palabras que salían de aquellas desconocidas bocas, sino también mi corazón que corría más que una liebre escapando de su enemigo. Mis piernas intentaban salir de allí e irse a casa, pero mi cabeza decidió quedarse y poder conocer todo lo sucedido en ese callejón.
Mientras yo descifraba y juntaba todas las piezas sobre lo que estos desconocidos estuvieran diciendo, mis compañeros guardias seguían al testigo hacia el lugar del misterioso disparo, que mas tarde se convirtió en el lugar de un supuesto asesinato.
Me acerque más al lugar del homicidio y cuando lo vi, cuando vi aquello… no pude evitar paralizarme y llorar en silencio. Pero a pesar de todo, seguí acercándome hasta ver exacta y perfectamente el lugar de este acontecimiento. Probablemente los guardias no vieran todo lo que vi yo, soy muy observadora, y me fije en toda la escena del crimen.
El cuerpo estaba encima de unas tablas con algunas puntas, la bala del disparo que oí, le atravesó el estómago a la víctima, lo supe por un minúsculo agujero en la camisa, casi rozando el pantalón. Supuse parte de lo sucedido, la víctima tuvo una discusión con el asesino, este se cabreo y la empujo, por lo tanto esta se cayó sobre las tablas al tropezar con una piedra, que se situaba justo detrás de sus talones, las dos personas debían de haber discutido por algo muy importante, supuse por otro de los detalles, como las marcas de unas manos llenas de sangre, que debían de ser por alguna herida leve de rasguños o puñetazos. A partir de las huellas pensé la posibilidad de que la victima intentara levantarse, pero solo fuera un intento fallido porque al instante había recibido un disparo fuerte y mortal en el estómago. Los gritos que escuchara después del escalofriante y mortal disparo, pudieron ser gritos de socorro, por lo tanto la victima tirada en el suelo sin ayuda aun seguía con vida, pero por poco tiempo. El asesino con el susto en el alma al escuchar los galopes de los caballos de los guardias, se despisto y tiro el arma del asesinato, un fallo bastante gordo, para mí.
Mi padre coleccionaba en sus tiempos de guerra pistolas y escopetas que se encontraba. Yo como dije antes, soy demasiado curiosa, y me estudie todas las armas de casa con su ayuda. El me conto todos sus conocimientos sobre las armas.
Volviendo al homicidio, esa arma seria una 504 poco habituales en nuestra ciudad. Así que fácilmente se podría averiguar donde se venden e ir a preguntar quien había comprado aquella en concreto, esta sería una de mis opciones .Pero por su parte los guardias no querían asustar al pueblo y recogieron todo aquel estropicio lleno de sangre como si no hubiera pasado nada. El testigo, los guardias y yo éramos los únicos que sabían lo que había pasado allí, pero ninguno quería comentarlo con nadie.

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